miércoles, 25 de julio de 2007

Metro y (falta de) educación

Últimamente he detectado que los usuarios del metro tienen cada vez menos educación.

Va a haber que recuperar aquel letrero que había encima de las puertas de los coches que pedía a los que esperaban en el andén dejar salir a los que estaban dentro antes de entrar. Por educación. Por lógica: si el coche va lleno al salir gente deja espacio para los que entran.
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Por otra parte, cada vez la gente cede menos el asiento a quien lo necesita. Es cierto que hay personas a las que por su actitud no se lo cederías (quién no ha sufrido las miradas airadas de la viejecita que parecía exigirte que te levantes). Ahora lo que se ve es a una chica embarazada con cara de cansancio y varias personas disimulando o mirando para otro lado para no dejarle el asiento.

Afortunadamente, la gente ha dejado de fumar en el metro. Ahora sólo lo hacen los inadaptados, y contra esos poco se puede hacer.

Por el contrario, ahora hay otra nueva moda: hay personas que llevan la música de su reproductor MP3 (generalmente un teléfono) sin los auriculares, produciendo un sonido bastante molesto.

Metro o la Comunidad de Madrid deberían hacer una campaña para concienciar a la gente que viaja en metro de esas pequeñas normas de convivencia que hacen que el viaje sea un poco más agradable.

2 comentarios:

Carlos dijo...

Teo, la falta de educación no solo afecta al MdM. De todas formas, para ser sincero, yo no creo que en el MdM haya abusos de viejecitas o de señores que no ceden el asiento a las embarazadas. Cuando voy sentado y veo a una mujer embarazada la cedo el asiento, sin embargo cuando es una mujer que pudiera estar gordita o bien embarazada, ¿qué hacer?.

Fernando FS dijo...

Hay otra prioridad de asiento no comentada: "A las personas mayores". Este tema es muy espinoso pues distrae mucho el calcular la edad de los co-viajeros comparándola con la propia, con lo que se disparan las digresiones mentales sobre el estado de conservación corporal de cada cual, look juvenil mantenido, susceptibilidad del beneficiario, etc, pudiéndose producir la perversión de convertirnos en fisonomistas natos de tanto frecuentar la vida subterránea...De lo que no hay duda alguna es de que si un "chaval" de 16 a 22 años -de unos 1,85 m de estatura-, entra en un vagón con pantalones piratas y chanclas, dad por seguro que se sentará estirando sus patas a todo lo largo del pasillo sin importarle una m. lo que exista alrededor en cuanto a prioridades...En su disculpa puede caber que haya transnochado mucho, pero no sería mucho pedir que no confundiera el asiento con el aplastado sofá de su casa ahorrándonos el espectáculo de su boca semiabierta a punto de sucumbir a la resaca ante la serie televisiva de turno...